Hebreos 9:15-28 - “el poder vivificante de la sangre de Cristo”

Hebreos   •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 16 views

En este sermón, me sumerjo en la profundidad del significado teológico y espiritual del sacrificio de Jesucristo en la cruz, explorando su relevancia para la fe cristiana con una estructura clara y cautivadora. Comienzo situando el contexto histórico y espiritual del evento de la crucifixión dentro de la semana de Pascua, destacando su importancia como un punto de inflexión en la historia humana y como fundamento de nuestra fe. En la introducción, establezco el tono y el propósito del sermón al recordar la necesidad y la eficacia de la muerte de Cristo para el perdón de los pecados y la esperanza de la eternidad en gloria. Destaco la importancia de reflexionar sobre el poder salvador de la sangre de Cristo para fortalecer nuestra fe y confianza. Guiando a la audiencia a través del pasaje bíblico de Hebreos 9:15-28, expongo cuidadosamente cada punto y revelo las implicaciones prácticas y teológicas del sacrificio de Cristo. Estructuro mi exposición en dos partes principales: la necesidad del sacrificio de Cristo y su eficacia en nuestras vidas. En la primera parte, exploro cómo la muerte de Cristo fue una necesidad para cumplir con las demandas de la justicia divina y abrir el camino para nuestra redención y reconciliación con Dios. Conecto profundamente con la teología del antiguo pacto y muestro cómo Cristo cumplió perfectamente el papel del sacrificio expiatorio. En la segunda parte, analizo la eficacia del sacrificio de Cristo para otorgarnos acceso al cielo, eliminar el pecado para siempre y asegurar un veredicto favorable ante Dios. Subrayo la singularidad y la suficiencia del sacrificio de Cristo, contrastándolo con los sacrificios repetitivos del antiguo pacto. En la conclusión, resalto la esperanza y la seguridad que tenemos en el sacrificio de Cristo, animando a los oyentes a vivir con fe y confianza en su obra redentora. Enfatizo la importancia de recordar y celebrar continuamente el sacrificio de Cristo mientras aguardamos con esperanza su venida gloriosa. En resumen, este sermón es una profunda exploración del significado y la relevancia del sacrificio de Cristo para la fe cristiana, presentada con claridad, pasión y un profundo entendimiento bíblico y teológico.

Notes
Transcript

INTRODUCCIÓN

Toda esta semana estuvimos recordando uno de los eventos mas extraordinarios que partió la historia de la humanidad en dos: “La muerte de Jesucristo para el perdón de nuestros pecados”, este evento marco un punto de inflexión en nuestra vida y en la historia humana, fue un evento irrepetible, único que puso fin al exilio del hombre delante de la presencia de Dios y nos dio esperanza de una eternidad en gloria. Este evento hace que cada domingo celebremos la victoria que Jesus logro al derramar su sangre en la cruz del calvario en una semana de pascua como esta.
Esta mañana vamos a recordar este glorioso evento, vamos a considerar en Hebreos 9:15-28 como la muerte de Cristo fue necesaria y su eficacia para todos los que pongan su confianza en ella. Es mi esperanza que al considerar la necesidad y la eficacia de la muerte de Cristo esta mañana, podamos vivir mas confiados en “el poder vivificase de la sangre de Cristo” en nuestras vidas.
El titulo de mi sermón es “el poder vivificante de la sangre de Cristo” y vamos a considerar esto en dos puntos: la necesidad del sacrificio de Cristo y su eficacia en nuestras vidas.
Leamos Juntos la palabra santa de Dios.
Hebreos 9:15–28 NBLA
Por eso Cristo es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador. Pues un testamento es válido solo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador. Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre. Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua y lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, diciendo: «Esta es la sangre del pacto que Dios les ordenó a ustedes». De la misma manera roció con sangre el tabernáculo y todos los utensilios del ministerio. Y según la ley, casi todo ha de ser purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón. Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros, y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera, a Cristo le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo. Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente lo esperan.
El autor de Hebreos ha estado enseñando a sus lectores sobre la superioridad del nuevo pacto en contraste con el antiguo. En el antiguo pacto, mediado por sacerdotes pecadores en un tabernáculo terrenal, existían numerosas limitaciones para el pueblo de Dios. A pesar de sus prácticas ceremoniales, solo tenían un acceso mediado y limitado a la presencia de Dios en un tabernáculo terrenal temporal y sus conciencias culpables no fueron purificadas por medio de la sangre de los sacrificios animales.
En cambio, el nuevo pacto es mediado por un sacerdote eterno, Jesús, el Hijo de Dios, quien murió de una vez por todas para redimir al pueblo. Su sacrificio ha abierto el acceso al tabernáculo celestial, donde podemos adorar hoy a Dios en espíritu y en verdad. Ya no adoramos en las sombras, sino en la realidad, podemos servir a Dios en espíritu y verdad, con una conciencia limpia de obras muertas en razón del sacrificio sustitutivo de Jesucristo.
Como transgresores de la ley hemos sido redimidos por la sangre de Cristo. Ahora, el autor va a profundizar mas en la maravilla del sacrificio de Cristo y su poder vivificante para el pueblo Judío a quien dirigió esta carta y para nosotros hoy.
En el vs. 15 el autor expresa su idea principal “Jesus es mediador de un mejor Pacto” para los Judíos a quien se dirige no tenía sentido regresar al antiguo pacto:
No tenía sentido adorar en un santuario terrenal nuevamente cuando en Cristo ellos tenían acceso directo a Dios mediante el Espíritu al santuario celestial, a la realidad que tabernáculo apuntaba.
No tenía sentido seguir ofreciendo sacrificios de animales que no pudieron nunca limpiar nuestra conciencia culpable, cuando ya la única ofrenda de expiación que Dios aceptó y que limpia nuestra conciencia de obras muertas fue la expiación obrada por Cristo en la cruz del calvario. La redención a la que apuntaban los sacrificio ya se efectuó, de hecho todos los creyentes en el primer pacto pusieron su esperanza en esta expiación mientras presentaban sacrificios animales. Por la fe todos los llamado por Dios en el A.T. fueron redimidos por la muerte de Cristo. Cristo ha hecho posible en su muerte nuestra redención eterna. No hay condenación para el que está en Cristo.
No tenía sentido seguir poniendo su esperanza en una herencia temporal como la tierra de Canaan, cuando en Cristo ellos habían recibido una herencia eterna “una tierra nueva y un cielo nuevo donde mora nuestro santo y justo Dios” esperamos la ciudad cuyo constructor y arquitecto es Dios.
Regresar al antiguo orden era no solo absurdo, sino menospreciar el don de Dios. Para por alto el punto de inflexión al que Dios ya llevo la historia de la humanidad. La semana de pascua que ocurrió en mas o menos en el año 29 D.C. marco un antes y un después para la iglesia. Nada es igual después de la muerte de Cristo, todas las promesas de Dios se cumplieron en El, El es el mediador de un mejor pacto, con mejores promesas, promesas de una herencia eterna que Dios a reservado para nosotros.
1 Pedro 1:3–5 NBLA
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes. Mediante la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.
Tal es el poder vivificante de la sangre de Cristo, que nos ha reconciliado con Dios, nos ha otorgado acceso directo a su presencia y nos ha asegurado una herencia eterna en los cielos. Todas estas cosas no serían nuestras, si Cristo no hubiese derramado su sangre en la cruz. El autor ahora explica esto con mas detalle, hablando en primer lugar de:

1. La necesidad de la muerte de Cristo (Hebreos 9:16-18)

Recordemos que el antiguo pacto debía ser remplazado, no porque fuese débil en si mismo, sino por el fracaso del pueblo de Dios que lo quebrantó. De manera que Jesus tuvo que morir para pagar la sentencia que Israel merecía por quebrantar el pacto, la sentencia por quebrantar el pacto era la muerte.
Recordemos el pacto de Dios con Abraham en Genesis 15:9-21, este pacto fue el que quebrantó Israel según el profeta Jeremías 34:18. En este pacto, Dios ordeno sacrificar animales y partirlos en dos mitades, estos animales sacrificados representaban el juicio que merecía el quebrantador del pacto.
El autor de Hebreos hace referencia a este mismo pacto. Voy a leer un versión que se ajusta más a lo que pienso es su idea: Hebreos 9:16-18
Hebreos 9:16–18 BTX
Porque donde hay pacto, es necesario que intervenga la muerte del destinado al sacrificio. Porque un pacto es firme sobre víctimas muertas, pues no tiene vigencia mientras vive lo pactado. De donde ni siquiera el primero fue puesto en vigor sin sangre;
En la versión que usamos, la palabra para pacto es Testamento. La razón por que estos traductores y muchos comentaristas prefieren esta traducción, es por que la palabra herencia precede el texto (Vs.15) y tiene mas sentido para ellos que la muerte de un testador sea necesaria para recibir una herencia que Dios quizo ofrecer unilateralmente a su pueblo; además por que para el tiempo del escritor de Hebreos era común en el idioma griego usar esta palabra para referirse a un testamento y no a un convenio entre dos partes. La palabra testamento además hace mas comprensible el texto, pero trae ciertas complicaciones que no alcanzo mencionar esta mañana.
La razón por la que creo que pacto es la mejor traducción, es porque la LXX, una traducción del hebreo al griego que se usaba en el tiempo del escritor, diathēkē se utiliza para traducir el hebreo berith unas 270. Además, la palabra se usa 33 veces en el Nuevo Testamento griego, y aquí sería el único lugar donde podría traducirse “última voluntad” o “testamento”, lo cual para mi no tiene mucho sentido. Además el autor siempre esta llevando a su audiencia a la ley de Moisés para justificar su argumento.
Creo entonces que lo que él esta diciendo es que los pactos se inician o se inauguran con una muerte sacrificial, aun el primer pacto que pone como ilustración desde el Vs. 19-23. El está enfatizando como Jesús es el sacerdote de un mejor pacto porque murió precisamente como el sacrificio por el pacto que su pueblo quebrantó. Desde Abraham todos fallaron en andar delante de Dios y ser perfectos. Nosotros mismos fallamos y por esta razón merecemos todas las maldiciones de Deuteronomio 28:15-68
Por la gracia de Dios, Cristo se hizo sustituto a sí mismo en lugar de los violadores del pacto. Murió en lugar de ellos, asumiendo las maldiciones de la alianza.
De manera que muerte y herencia son ideas que van de la mano con un pacto y una herencia. Pero es preferible usar la palabra pacto, por cuanto este se hace entre personas vivas, mientras que los testamentos solo entran en vigor cuando alguien muere. El Dios vivo al que servimos, entro en un acto de amor con un Abraham y en él con nosotros, personas vivificadas por su gracia, Dios se comprometió a darnos una herencia y demanda de nosotros andar delante de él en perfección. De fallar nosotros, personas vivas, merecemos morir, lo que significaban las víctimas sacrificadas cuando el pacto entro en vigencia.
Como el pacto con Abraham esta vigente hasta el día de hoy, y nosotros lo rompemos, Dios tuvo que enviar a su hijo como nuestro sustituto, ya que solo Dios (en la figura del horno y la antorcha ardiente) paso en medio los animales divididos cuando el pacto fue ratificado, prometiendo que un día su hijo se hiaria hombre para llevar la sentencia que merecíamos por quebrantar el pacto.
"Es por eso que Jesús tuvo que morir. Israel es trasgresor del pacto, nosotros romepemos el pacto; Jesus murió en nuestro lugar".. Mancillamos el honor de Dios con nuestra idolatría que es como un adulterio para Dios, faltamos a nuestra fidelidad cada vez que pecamos, la muerte es la sentencia, y Cristo se hizo cargo de ella. Esta la única forma en la que Dios pudo vindicar su honor, hacer justicia para proveernos perdón y ofrecernos su misericordia.
Todos los sacrificios animales del A.T. desde que se establecido el pacto de Moises y se inauguro el servicio del tabernáculo en el desierto apuntaba a esta necesidad de que se hiciera justicia para que la iglesia pudiese disfrutar de la herencia eterna prometida por Dios a Abraham. Todos los sacrificios era una imagen que anticipaba el único y verdadero sacrificio por nuestros pecados.
El autor ofrece una ilustración en los vs. 18-23 explicando como la sangre era el medio por el cual Dios ofrecía limpieza ceremonial a los trasgresores del pacto en el tiempo de Moises, anticipando el sacrificio único y definitivo de Jesucristo. De manera que la necesidad del sacrificio, de la sangre derramada, para el perdón de los pecados estaba claramente establecida incluso en el pacto del Antiguo Testamento en la economía mosaica.
Los sacrificios mismos no podían limpiar por si mismos el pecado, no podían por si mismos satisfacer las demandas de la justicia de Dios por el quebrantamiento del pacto, estos sacrificios no fueron la solución de Dios, Jesus siempre fue la solución de Dios para el perdón de los pecados.
Mateo 26:28 NBLA
porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.
La muerte de Jesus siempre era pues, necesaria para poder disfrutar de la herencia eterna. ¿Cuan eficaz fue la muerte de Cristo?

2. La eficacia de la muerte de Cristo (Hebreos 9:24-28)

Solo una vez Jesus fue ofrecido, en contraste con las muchas veces que se ofrecieron sacrificios en el A.T. Una sola vez fue suficiente para ser eficaz y lograr el propósito eterno de Dios, una sola vez, un día de pascua hace 2000 años la justicia de Dios fue satisfecha, Jesus se enfrento a la ira del padre por nosotros y la apago para todos los que confían en él en todos los tiempos desde Adan. Jesus llevo nuestro castigo. Cuan eficaz fue su muerte hermanos:
A. Su muerte fue es el fundamento de nuestra representación en el cielo. (9:23).
La palabra plural "sacrificios" significa que el único sacrificio de Cristo cumple todos los sacrificios del antiguo pacto. Por tanto asegura nuestro perdón y la herencia eterna en gloria, pues la sangre de Cristo vindico el honor de Dios mancillado por nuestros pecados. Cristo entro en el cielo mismo con su sangre para purificar el tabernáculo celestial y para purificar al pueblo que Dios amo. De esta manera nos abrió camino al Cielo.
Nuestra experiencia presente esta acompañada de debilidad a causa de la carne o el pecado remanente que aun permanece en nuestra vida de este lado de la eternidad, constantemente provocamos a Dios con nuestra maldad, nuestra contaminación podría profanar la casa de Dios constantemente, somos pecadores, rodeados de un mundo pecador. Pero nuestro gran sumo sacerdote, nuestro mediador puso fin a toda contaminación al derramar su sangre, quito toda culpa pasada, presente y futura.
Su intercesión y su expiación cubrieron todos nuestros defectos, toda nuestra contaminación, de manera que ahora somos impecables y estamos completos en Él. Nuestras oraciones llegan directo al oído de Dios por su mediación. Él es nuestro intercesor en el santuario celestial, y allí presenta, impone y santifica nuestro servicio en la tierra; de manera que todas las bendiciones del pacto citadas en Deuteronomio 28 son nuestras en él.
¡Qué gran estímulo para la oración y la alabanza!
B. El sacrificio de Cristo ha quitado el pecado para siempre (9:25-26)
La ley no podía hacer esto; mostraba la necesidad de liberación pero no podía salvar del pecado. La ley condena, pero no puede salvar. Además, el ritual del A.T. sólo podía apuntar hacia el sacrificio de Cristo "una vez para siempre al final de los tiempos" (cp. 1:2: "en estos últimos días"). La cruz de Cristo es el acontecimiento culminante de la historia redentora -en lo que se refiere al cumplimiento del sistema de sacrificios- y el comienzo de la era de la nueva alianza. Era necesario este glorioso intercambio para la salvación del pecador.
1 Pedro 3:18 NBLA
Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu.
Para un Judíos de ese tiempo que estaba considerando regresar a las practicas del A.T. esto tuvo profundas implicaciones, pues el autor de hebreos les ha mostrado como aun en el A.T. todos eran perdonados sobre la base del sacrificio de Jesucristo al que apuntaban los ritos ceremoniales. Para que regresar atrás, cuando Jesus ya había venido, los rituales a los que querían regresar no podían hacer algo por ellos, puesto que todo pecado fue perdonado en Cristo.
Para nosotros esto tiene profundas implicaciones. La sangre de Jesus nos reconcilio con Dios quitando nuestro pecado para siempre.
Este sacrificio fue planeado por Dios dede la eternidad, El padre decidió unirnos en un lazo de comunión con él en Cristo desde la eternidad, Pablo dice Efesios 1:4
Efesios 1:4 NBLA
Porque Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor
Jeremías 31:3 NBLA
Desde lejos el Señor se le apareció, y le dijo: «Con amor eterno te he amado, Por eso te he sacado con misericordia.
"El amor de Dios por ti nunca terminará porque nunca comenzó". ¡Así es! ¿Alguna vez te has detenido a reflexionar sobre esta verdad asombrosa? El amor de Dios hacia ti no tiene un punto de inicio ni un final. Es eterno, constante e inquebrantable. Nunca hubo un momento en el que Dios dejara de amarte, ni habrá nunca un momento en el que deje de hacerlo. Su amor es tan vasto como la eternidad misma.
Cuando meditas en esta verdad, te das cuenta de que no hay nada que puedas hacer para ganar o perder el amor de Dios. Su amor es infinitamente más grande que cualquier pecado que puedas cometer. Nuestros pecados jamas excederán el limite de la gracia y el amor de Dios. Y la muerte de Cristo es la prueba del amor eterno de Dios.
Hermano, si en algún momento te has sentido distanciado por algún pecado, debes comprender que el amor de Dios en Cristo sobrepasa todo entendimiento. No te alejes de Él. Y si alguna vez has considerado que algo fuera de Jesús es más grande que Él, ten presente que nada puede superar la grandeza de su amor.
C. El sacrificio de Cristo aseguro nuestro veredicto favorable ante Dios (9:27-28)
Notemos la analogía: El hombre muere una vez, a su hora señalada, y le sigue el juicio, sin implicar que el Día del Juicio sea inmediatamente después de la muerte, sino posterior a la muerte. Cristo murió una vez, en el tiempo señalado por el Padre al "fin de los siglos", y de ahí sigue la salvación de su pueblo. La salvación sigue porque la condenación que requiere el juicio del pecador es tratada en su sustitución penal por la que vino a "llevar los pecados de muchos".
El hombre muere una vez, a su hora señalada, y le sigue el juicio, sin implicar que el Día del Juicio sea inmediatamente después de la muerte, sino posterior a la muerte. Cristo murió una vez, en el tiempo señalado por el Padre al "fin de los siglos", y de ahí sigue la salvación de su pueblo. La salvación sigue porque la condenación que requiere el juicio del pecador es tratada en su sustitución penal por la que vino a "llevar los pecados de muchos".
Cristo murió una sola vez. El escritor es explícito al respecto: "Cristo, habiendo sido ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos". La salvación del pecado está asegurada. En efecto, dice a los cristianos hebreos que empiezan a añorar la antigua economía: "¿Queréis volver atrás, a las insuficiencias de la antigua, a la repetición y la incertidumbre, a perder una y otra vez el punto al que apunta todo el sistema de sacrificios? ¿No veis la superioridad de lo nuevo? Cristo murió una vez por todas; es esa obra acabada la que aboga en nuestro favor. Cristo ha zanjado la cuestión entre nosotros y Dios para siempre". De hecho, la cuestión es tan grave que "rechazar la cruz como instrumento de salvación es elegirla como instrumento de juicio". Cristo es el Siervo sufriente que cargó con los pecados de muchos (Is. 53:10-12).
"Muéstrame al pecador que pueda extender sus iniquidades a las dimensiones... de esta gracia", exige John Owen.
Salmo 103:11 NBLA
Porque como están de altos los cielos sobre la tierra, Así es de grande Su misericordia para los que Le temen.
Eso es lo que la sangre de Cristo ha hecho por nosotros, pecadores. Cuan eficaz fue la muerte de Cristo.
Cuánto se alegraba el pueblo de la antigua alianza cuando, después de hacer el sacrificio expiatorio, el sumo sacerdote salía del Tabernáculo habiendo cumplido su tarea, y su presencia indicaba que el sacrificio había sido aceptado. Cristo ha derramado su sangre "habiendo sido ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos" (Is. 53:12) y ahora ha llevado la eficacia de su obra expiatoria ante el Padre en nuestro favor como nuestro gran intercesor. Saldrá de los recintos celestiales y con qué alegría le saludará su pueblo el día de su venida. Jesús murió; Jesús resucitó, ascendió e intercede; Jesús volverá.
Jesús vino la primera vez para cargar con nuestros pecados; volverá para recibir su recompensa. Jesús vino la primera vez inclinándose bajo la terrible carga de la cruz; cuando vuelva todo el mundo se inclinará ante él. Vino la primera vez para inaugurar la nueva alianza; volverá para consumar la nueva alianza. Vino la primera vez como varón de dolores; viene de nuevo para reír con su pueblo en triunfo.
CONCLUSIÓN:
La eficacia de la muerte de Cristo se manifiesta en su único sacrificio, que asegura nuestra representación en el cielo, elimina nuestro pecado para siempre y garantiza un veredicto favorable ante Dios.
Entonces, amados hermanos, recordemos siempre el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo y vivamos con la esperanza de la venida gloriosa que nos espera. Perseveremos en la fe y mantengamos viva la esperanza de la herencia eterna que nos ha sido prometida. Que el poder vivificante de la sangre de Cristo nos fortalezca y nos guíe cada día de nuestras vidas. ¡Amén!
………
La gracia de nuestro Señor Jesucristo y el amor de Dios nuestro Padre y la comunión y comunión del Espíritu Santo están con ustedes ahora y para siempre.
Related Media
See more
Related Sermons
See more